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Empecé
como niño-actor a los dos años y me retiré a los
trece.
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No completé el segundo año del ciclo secundario,
estudié piano cinco años,
mecánica dental dos meses
e inglés un poco varias veces. |
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Obtuve
el rango de "cadete" en la sección Bonetería Varones
de Grandes Tiendas Harrods,
pero no llegué a graduarme.
Decidí ser modelo publicitario:
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Mi
padre trató de hacerme vender bananas al por mayor junto a él.

Intenté
volver a estudiar para escapar de las bananas, pero fue inútil.
Debí renunciar al trabajo y al estudio. Mi única vocación
era el sexo.

Mi
padre se identificó con mis inquietudes
y pude entonces entregarme totalmente a su protección económica.

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Cumplí
con el servicio militar como integrante del pelotón de limpieza.
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Mi progenitor tomó conciencia de que yo ya no era un niño
y comenzaron sus resistencias a mantenerme.
Su actitud me obligó a tratar de independizarme.

En seis meses de tesonera labor como intermediario no pude vender ni un
solo departamento.
Desalentado, volví a las bananas,
vendiéndolas esta vez al por menor.

Poco tiempo después me compré un camión para efectuar
fletes en general,
sobre todo bananas para no perder la costumbre.
Al mismo tiempo, seguí algunos cursos en distintos cineclubes
con la esperanza de recibirme de director de cine.
No alcancé ese título, pero se despertaron en mí
fuertes deseos de abandonar las bananas,
los mercados y los camiones para siempre.
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Gracias a la recomendación de un amigo me incorporé al
diario
"LA RAZON"
como agente de Relaciones Públicas.
Diariamente debía redactar un informe sobre mis gestiones.
Para poder hacerlo necesité practicar dactilografía con
los respectivos dedos índice.
Una vez, practicando, se me ocurrió un gag.
Así comenzó mi carrera de autor.
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Debuté
profesionalmente en 1964 escribiendo un show para TV y dejé "LA
RAZON" de lado.
Al año siguiente se inició también mi carrera matrimonial:
empecé a casarme.

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Un
día, aterrorizado ante la idea de tener que emplearme en una oficina
para ganarme la vida,
se me ocurrió la idea del empleado ejemplar
que un lunes, harto de la rutina laboral,
decide quedarse
en la cama haciendo
fiaca.
A fines de 1967 triunfé con la obra y caí derrotado
en mi primer matrimonio.
Mas no me dí por vencido.
Y en 1968 me casé nuevamente para
siempre.
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Pasó
el tiempo, “LA FIACA” recorrió y continúa recorriendo
el mundo, escribí otras obras teatrales
que también se representaron
y se representan internacionalmente y se filmaron,
como “LOS JAPONESES NO ESPERAN” y “CIEN VECES NO DEBO”;
además,
guiones de cine y TV
que tuvieron éxito y fueron premiados. De los fracasos no hablo.
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Reaparecí como actor pero no como niño aunque haciendo de
niño.
Les explico: me había separado de mi segunda pareja
para siempre y para siempre me uní a la tercera,
una actriz con
la que escribí y actué en dos espectáculos experimentales
y
en “COMO SER UNA BUENA MADRE”, donde hicimos de mamá
e hijo durante años en varios países.
Mi mujer me tuvo de
hijo. Hasta que me rebelé, nos separamos por supuesto para siempre
y
quedé "EN CAMISETA", título de mi primer espectáculo
unipersonal.
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Gracias a la destacada colaboración de quien fue mi segunda ex
esposa
di a luz una niña
que se llama Laura.
Con mi actual pareja hace 28 años que NO estamos juntos para
siempre
y tenemos una hija, sin intervención de terceros, que se llama
Tamara.
Soy miembro de la Junta Directiva de la Sociedad General de Autores
de la Argentina (ARGENTORES)
desde 2004 y fui Gran Premio de Honor 2002
por Teatro.
Las fechas evidencian que no me lo entregué yo mismo.
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